Libros dedicados de Vargas Llosa y Carlos Fuentes y una primera edición de «Yo el Supremo», legado «in memoriam» de Roa Bastos a la Caja de las Letras
Madrid, 01 de octubre de 2024
- García Montero celebra el reconocimiento a un autor que fue «un ejemplo en favor de la libertad y los derechos humanos» y cuya obra «reflexionó sobre el poder»
Varios libros dedicados por escritores como Mario Vargas Llosa o Carlos Fuentes y una primera edición de la obra Yo el Supremo han sido entregados hoy en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes como parte del legado «in memoriam» de Augusto Roa Bastos, considerado el autor paraguayo más importante del siglo XX y que recibió el Premio Cervantes en 1989.
En la entrega del legado han participado Luis García Montero, director del Instituto; Mirta Roa, directora de la Fundación Roa Bastos e hija del escritor, así como Justo Pastor Apodaca Paredes, embajador de la República del Paraguay.
García Montero, ha remarcado el reconocimiento a un escritor que «fue un ejemplo en favor de la libertad y los derechos humanos» tanto en su país como en el exilio y así quedó reflejado en toda su obra, marcada por «una reflexión sobre el poder».
«Recuerdo las palabras de Roa Bastos al hablar de Yo el Supremo: ‘Ya habrá advertido el lector que, al revés de los textos usuales, este libro ha sido leído primero y escrito después’. Solo la lectura del pasado puede ayudarnos a escribir el futuro», ha indicado García Montero, quien también ha apuntado a la importancia de la lengua guaraní en la obra del autor paraguayo.
«El español se ha hecho y se enriquece en diálogo con otras lenguas y, en América, con lenguas originales como el guaraní. Por eso, este acto es también un reconocimiento a un país bilingüe donde las lenguas se relacionan», ha señalado, tras recordar que el Cervantes prepara un trabajo de traducción a 28 lenguas indígenas del poema Grito hacia Roma de Federico García Lorca, de cara a la próxima Feria del Libro de Guadalajara (México).
Por su parte, el embajador de Paraguay en España, Justo Pastor Apodaca, ha celebrado este depósito en el número 903 de la Caja de las Letras, que permite que la obra de Roa Bastos «regrese a unas tierras que le han recibido tan generosamente». «En tiempos difíciles para este escritor, España le concedió la nacionalidad y el pasaporte para poder seguir desplazándose por el mundo», ha afirmado.
El legado ha incluido tres libros dedicados a Roa Bastos por sus autores, entre ellos Los jefes, del Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa; Las buenas conciencias, del escritor mexicano Carlos Fuentes, y Los exiliados, del también novelista paraguayo Gabriel Casaccia, en los que se muestra el «cariño, afecto y admiración» que sentían por el creador de Hijo de hombre.
La hija del escritor paraguayo ha explicado que todo este legado sirve como «recordatorio del poder de las ideas de los libros y la memoria». En el caso de los tres libros citados, ha señalado además que son obras de la biblioteca personal de Roa Bastos recuperadas 40 años después de haber «vagado por distintas ciudades» y que ya se daban por extraviados.
Además, en el legado cedido por el pionero de los escritores paraguayos que ingresan en la Caja de las Letras se incluye una primera edición de Yo el Supremo (inspirada en la vida del que fuera dictador de Paraguay entre 1814 y 1840 —José Gaspar Rodríguez de Francia— y que este 2024 cumple 50 años de publicación), una chaqueta y unas lentes, así como una carta manuscrita dirigida a su padre Lucio Roa y otra a su hija, Mirta. También se ha entregado un poema, una partitura de la canción Siempre (una guaranía con letra del propio novelista) y una fotografía.
Yo el Supremo y el tirano arquetípico
Finalizado el acto del legado, se ha celebrado una mesa redonda en colaboración con la Fundación Augusto Roa Bastos, moderada por Ana Martini, presidenta de la citada institución, en la que han participado los escritores Sergio Ramírez y Paco Tovar para abordar la figura del recordado autor paraguayo.
Durante su intervención, Ramírez ha afirmado que la figura que se retrata en Yo el Supremo, la del abogado José Gaspar Rodríguez de Francia, es «el arquetipo más importante del tirano en América Latina». «Es verdad que la novela latinoamericana crea distintos tipos de tirano, pero en otras contemporáneas como El recurso del método, de Alejo Carpentier, o El otoño del patriarca, de García Márquez, son sumas de otros: el único tirano real es el de Yo el Supremo».
Para el escritor nicaragüense, en la obra del autor homenajeado hay «un eco entre la Historia y el presente, porque se vuelve a repetir». «La gran frustración en el siglo XIX con el dictador Francia es que todo ese aparato de leyes que se construyó no está más que en el aire, porque lo que está por debajo es la fuerza del caudillo y el Estado se convierte en la figura del tirano», ha concluido.
Roa Bastos (Asunción, Paraguay,1917-2005), narrador y poeta, participó en la guerra del Chaco entre su país y Bolivia, experiencia que aprovecha para su novela Hijo de hombre (1960), obra que abarca cien años de historia paraguaya. Ejerció como periodista, conferenciante y profesor y otros de sus títulos son El pollito de fuego (1974), Lucha hasta el alba (1979), La vigilia del almirante (1992), El fiscal (1993), Contravida (1995) y Madame Sui (1995).
Pie de foto: Mirta Roa, directora de la Fundación Roa Bastos e hija del escritor paraguayo, entrega el legado in memoriam en la caja 903. Foto: Instituto Cervantes / Valentina Deluca.
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