El Instituto Cervantes festeja el Día de la Mujer con el triple legado de Rosa León, Rosa Montero y Marisa Paredes
Madrid, 08 de marzo de 2024
- García Montero: «Ellas han sido decisivas en la formación de la cultura española, de la educación sentimental y de la democracia de España»
- Libros significativos y objetos personales de estas tres mujeres, entregados este 8-M en la Caja de las Letras
Un año más el Instituto Cervantes se une hoy, 8 de marzo, a las celebraciones en todo el mundo por el Día Internacional de la Mujer abriendo su Caja de las Letras para recibir un legado colectivo de tres referentes indiscutibles de la cultura en español en sus respectivas disciplinas: la cantautora Rosa León, la escritora y periodista Rosa Montero y la actriz Marisa Paredes.
La directora de Cultura del Cervantes, Raquel Caleya, presentó el acto protagonizado por tres relevantes mujeres que han destacado en la música, la literatura y la interpretación, y que refleja un año más el respaldo del Instituto a la igualdad de derechos entre ambos sexos.
En este Día de la Mujer, Caleya presentó el proyecto «El español es una lengua con valores», que ha arrancado en el Cervantes de Amán, «para estudiar la comunicación entre hombres y mujeres desde la perspectiva de la igualdad más allá del lenguaje inclusivo», explicó.
Además, la directora de Cultura hizo balance de la presencia femenina en los actos de red de centros Cervantes en todo el mundo: «En los últimos cinco años las actividades culturales con y sobre mujeres han aumentado un 150%».
Rosa León: un disco con Rafael Alberti
Las tres legatarias —tras ser presentadas en el salón de actos por tres directivas, todas mujeres, del Instituto—, fueron depositando a continuación sus respectivos legados en la Caja de las Letras.
El legado que guardó Rosa León en la caja 1134, acompañada de la directora de Transformación Digital del Instituto, Tíscar Lara, está formado por sus características gafas redondas, con las que aparece en varias portadas de sus discos «porque en aquella España una mujer joven que quería grabar un disco no podía posar con gafas», recordó irritada. También legó libros de los tres poetas con los que empezó a poner música a la poesía cuando tenía 14 años, Emilio Prados, Bertol Brecht (disco que nunca grabó) y su amigo Blas de Otero: «Decidí que tenía elegir poetas que dijeran lo que yo quería decir, pero bien dicho».
Por último, entregó el disco Paloma desesperada que grabó con Rafael Alberti: «Tuve el gran privilegio de hacer un disco con él. Durante un año estuvimos decidiendo juntos qué canciones iban formar parte del disco», concluyó Rosa León.
Rosa Montero: recuerdos de quienes nos abrieron camino
Después, le llegó el turno a Rosa Montero, que depositó un prolífico legado en la caja 1149, acompañada de la directora Académica de la institución, Carmen Pastor: cuadernos de notas, una pluma —«la primera parte de una novela siempre la escribo con pluma, es un placer enorme», destacó—; una muñeca de ganchillo que le hizo una lectora de su personaje de Bruna Husky, protagonista de tres sus novelas y con la quiso «honrar a los lectores y su generosidad», y una prueba de portada de Historia del rey transparente —«Mi novela más ambiciosa», confesó—, entre otras curiosidades.
También quiso dejar «objetos relacionados con mis tres libros más raros»: una caja de cartón con la novela La ridícula idea de no volver a verte en pruebas; un cuadernito que se hizo del Peligro de estar cuerda y un abanico promocional de La loca de la casa.
La escritora dejó para el final lo más importante para ella: el libro Espejo Roto, de Mercè Rodoreda, traducido al castellano por Pere Gimferrer, lleno de notas de la propia Montero, y una carta de una de las grandes autoras de literatura fantástica del siglo XX, Úrsula K. Le Guin, «una gran maestra y amiga». Con estos últimos legados quiso honrar a dos mujeres que fueron sus referentes: «A otras generaciones el patriarcado les borró sus modelos y tuvieron que empezar de cero. Mi generación sí ha dispuesto de modelos, y eso te cambia la vida».
Marisa Paredes: objetos fundamentales de su biografía
Finalmente, Marisa Paredes, acompañada de la subdirectora de Presupuestos y Control de Gestión del Cervantes, Inmaculada Moreno, resumió divertida que su legado, que ya guarda la caja 1164, «es una amalgama de cosas, parte fundamental de mi vida».
Reivindicativa hasta la médula, la actriz lució un colgante de la amnistía de 1976 «para demostrar que ha habido más amnistías en este país» y una chapa de «No a la tala» en referencia a la tala indiscriminada de árboles en varias zonas de Madrid.
Entre fotos, cartas, programas de mano, cuadernos o una mascarilla —«para que no olvidemos la peste que nos igualó a todos» —, Marisa Paredes destacó entre los objetos legado el cd que dejaba con la película El coronel no tiene quién le escriba, adaptación de la obra de García Márquez dirigida por Arturo Ripstein en 1999, y de la que afirmó que el propio autor le comentó «que fue la mejor adaptación que se había hecho nunca de su libro».
Potenciar la paridad
La fiesta del Cervantes en el 8-M, que celebra los derechos conquistados por las mujeres en todos los ámbitos, la clausuraron el director de la institución, Luis García Montero, y la presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo. También asistió la presidenta del Congreso, Francina Armengol.
García Montero, que quiso ceder el protagonismo a las mujeres en este día y participar en esta celebración en la última parte del acto, señaló que «estas tres mujeres han sido decisivas en la formación de la cultura española, de la educación sentimental y de la democracia de España».
Tras destacar la paridad actual que existe en las actividades realizadas por el Cervantes en todo el mundo, afirmó que «la lucha feminista ha sido fundamental para el desarrollo y la conquista de la democracia que se disfruta hoy en España».
Carmen Calvo cerró el homenaje destacando que se sentía «deudora de las mujeres a las que antes les costó mucho tomar la palabra pública» y terminó diciendo que «el feminismo es la democracia del siglo XXI».
Los legados de hoy han sido cedidos a perpetuidad y destinados a la Biblioteca Patrimonial del Instituto Cervantes.
Imagen: las legatarias, junto con la presidenta del Congreso, Francina Armengol (de verde); la presidenta del Consejo de Estado, Carmen Calvo (con flor en la solapa); varias directivas del Instituto, familiares y amigas de las legatarias y el director de la institución, García Montero. Foto: Instituto Cervantes / Pablo Rojo
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