Figuras de belenes de su infancia, primeras obras publicadas y cartas manuscritas a su hija, legado de José María Merino a la Caja de las Letras
Madrid, 25 de noviembre de 2024

- El escritor y académico deposita folios escritos a mano, «una rareza» en su obra, creada habitualmente con máquina de escribir y ordenador
- García Montero: «Merino vino a la literatura con muchas ganas de inventar, crear, jugar y conmovernos con los vientos de la verdad»
La Caja de las Letras del Instituto Cervantes ha recibido esta tarde el legado del escritor José María Merino, que incluye figuras de los tres Reyes Magos de los belenes que montaba su familia en la casa de su infancia, primeras obras publicadas y 75 cartas manuscritas que el académico envió a su hija Ana Merino entre los años 1993 a 2001.
El acto de entrega ha contado con la participación del director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, y el propio novelista, quien ha estado acompañado por su esposa, María del Carmen Norverto, y sus dos nietos. El autor ha dejado su legado en la caja número 1120.
García Montero ha calificado de «honor» la recepción de este depósito de manos de quien fuera director del Centro de las Letras Españolas de 1987 a 1989. «Merino vino a la literatura con muchas ganas de inventar, crear, jugar y conmovernos con los vientos de la verdad y la complicidad», ha remarcado.
El director del Cervantes ha repasado parte de la trayectoria del autor homenajeado, que ha alcanzado los 52 años dedicados a la literatura y «ha hecho disfrutar mucho a sus lectores» en diferentes géneros, como, por ejemplo, la poesía, la novela, libros juveniles e infantiles o los ensayos.
«Ha sido toda una vida dedicada a la literatura, a la creación y meditación sobre el arte de contar, a la capacidad creativa más rica y es, por lo tanto, una de las herencias que más nos ilusionan porque nos recuerdan que la verdadera riqueza de un país es su cultura», ha añadido García Montero.
El contenido del depósito ha consistido en figuras de los tres Reyes Magos, de los años 40 o 50 del siglo pasado, procedentes de los belenes que montaban cada año en la casa en su infancia y personajes «míticos» por los que Merino ha reconocido que sigue teniendo «especial atracción sentimental».
Además, el autor ha introducido 75 cartas manuscritas que envió a su hija Ana Merino en los años 1993 a 2001, de diversa temática, cuando esta se encontraba en el extranjero, así como los originales manuscritos de dos relatos del libro Cuentos de los días raros (Papilio Siderum y Celima y Nelima), a los que ha añadido una edición de bolsillo de esa misma obra publicada en 2007.
También han entrado en la caja folios escritos a mano, una «rareza» en la trayectoria de Merino, que ha explicado el homenajeado. «La escritura a mano es rara en mi obra, pues generalmente el borrador de mi trabajo literario lo he realizado en máquina de escribir y ahora en el ordenador», ha remarcado el novelista gallego.
Primer poemario y primera novela
En cuanto a las ediciones iniciales, el autor ha aportado siete libros en total, como su primer poemario, Sitio de Tarifa (1972) o su primera novela, Novela de Andrés Choz (1976), junto a su primer libro de cuentos, Cuentos del reino secreto (1982) en la edición conmemorativa del 25 aniversario, revisada y prologada por el propio autor.
Asimismo, ha formado parte del legado la obra Intramuros, de 1998, que reúne algunos de sus recuerdos infantiles y un ejemplar de Parnasillo provincial de poetas apócrifos, que fue publicado en 1975, en edición particular, por Agustín Delgado, Luis Mateo Diez y el mismo Merino.
El libro Palabras en la nieve (2007), un conjunto de minicuentos que reúne algunas de las piezas que el autor, junto con Juan Pedro Aparicio o Luis Mateo Diez, leen en los filandones que han celebrado en muchos lugares del mundo, ha completado el depósito.
Tras el acto de entrega a la Caja de las Letras, ha tenido lugar una mesa redonda en torno a la última publicación del escritor, Yo y yo en breve, en el que han participado la filóloga y profesora en la Saint Louis University, Ángeles Encinar; la escritora Ana Merino, hija del homenajeado, y el propio autor.
Pie de foto: José María Merino, sus nietos y Luis García Montero en la cámara acorazada del Instituto Cervantes donde ha dejado su legado esta tarde. Foto: Instituto Cervantes/ Nuria Iniesta.
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