El Papa Francisco mantuvo «una conversación muy distendida» con los directores del Instituto Cervantes y la RAE y con Francisco Rico
03 de mayo de 2016
- Fue una audiencia privada «verdaderamente conmovedora» resumió Víctor García de la Concha
- Le regalaron un ejemplar de El Quijote del Instituto, que es «la edición de referencia y de estudio» de la novela
El Papa Francisco recibió en audiencia privada este lunes, 2 de mayo, al director del Instituto Cervantes, Víctor García de la Concha; al director de la Real Academia Española (RAE), Darío Villanueva, y al académico Francisco Rico, con quienes mantuvo “una conversación muy distendida”, en palabras del máximo responsable del Cervantes, quien calificó la audiencia como “verdaderamente conmovedora”.
A lo largo del encuentro, de 20 minutos de duración, el Papa fue obsequiado con un ejemplar de la edición de El Quijote del Instituto Cervantes, que ha sido dirigida por el profesor Francisco Rico y publicada en la colección Biblioteca Clásica de la RAE con motivo del IV Centenario del fallecimiento de Miguel de Cervantes.
Tras la audiencia en el Vaticano, Víctor García de la Concha dijo que había explicado con detalle al Papa “en qué consistía la edición”. Coincidiendo con los 400 años de la muerte de Cervantes -relató a los periodistas- “nos parecía que, recordando al viejo profesor de literatura que él había sido cuando era maestrillo de los jesuitas, lo más adecuado era ofrecerle una edición que es la edición de referencia y de estudio” de Don Quijote de la Mancha.
La obra, publicada en dos volúmenes, “constituye una enciclopedia del Quijote” y “rescata la voz de Cervantes a lo largo de la novela, con adiciones y supresiones que hicieron los impresores”.
Añadir o cortar texto en la imprenta
A este respecto, el cervantista Francisco Rico, director de la llamada edición del Quijote del Instituto Cervantes, expuso al Papa el contenido completo de la obra. “En las imprentas de la época –explicó- tenían contadas las páginas del manuscrito que tenían que ir en cada página del impreso. Se pasaban al contar o se quedaban cortos. Si se pasaban, cortaban; si se quedaban cortos, añadían”.
Francisco Rico dijo que había mostrado al Papa “algunos casos en que esto es materialmente visible y se ve cómo se ha añadido texto; y le ha gustado”. Y Víctor García de la Concha apostilló que a medida que Francisco Rico iba explicándoselo, al Papa “se le iba iluminando el rostro”.
En la charla informal con los periodistas, García de la Concha siguió relatando cómo transcurrió la audiencia: “Él nos contó cómo, siendo estudiante de la escuela media en la rama de Ciencias, leían El Quijote íntegro, y en contraste, en la escuela media de hoy los estudiantes -no de ciencias, como él era, sino de Humanidades-, no tienen un léxico disponible más allá de las 500 palabras”.
El Papa Francisco les confesó que “para que leyeran El Quijote, que les costaba un poco, primero les hacía leer La Celestina, que tiene cosas picantes y verdes”, un truco que también ha empleado el catedrático Francisco Rico con sus alumnos. En la audiencia se recordó también al escritor argentino Jorge Luis Borges, a quien el entonces profesor Jorge Mario Bergoglio llevó a sus clases de literatura.
Francisco Rico tuvo “una idea feliz”, en palabras de García de la Concha: proponer al Pontífice que mencione a Miguel de Cervantes en un ángelus, a lo que el Papa contestó: “es muy buena idea”.
Darío Villanueva, que obsequió al Papa con el primer volumen del Diccionario de Autoridades de la Real Academia Española, corroboró que habían encontrado al Papa” preocupado por esa pobreza léxica de los estudiantes de su país”.
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