Discurso inagural de Víctor García de la Concha, director del Cervantes, en la Reunión de Directores en Salamanca
24 de julio de 2012
- El director del Cervantes, Víctor García de la Concha, pronunció el discurso inaugural en la Reunión de Directores de los centros del mundo que se celebra del 24 al 26 de julio en Salamanca
«En la dedicatoria a la Reina Católica de su «Gramática sobre la lengua castellana», tras hablar de cómo, con el fin de la Reconquista y consumada la unidad de España, se abría a su lengua un horizonte de difusión internacional, terminaba Antonio de Nebrija, profesor de este Estudio, confiando a la Reina la protección del español, “En [su] mano y poder –le decía- no menos está el momento [la importancia y la suerte] de la lengua que el arbitrio de todas nuestras cosas”. Terminó, por cierto, de imprimirse el libro a pocos metros de aquí, en la imprenta del propio Nebrija, la primera gramática del español, el 18 de agosto de 1492, dos meses antes de que una empresa española descubriera lo que se llamaría América.
» No es preciso forzar la imaginación para comprender lo que significa que, bajo el pendón del malogrado Príncipe don Juan que preside este Paraninfo -como desde el medallón de la fachada presiden sus padres, los Reyes Católicos, la entera labor de esta Universidad- estén hoy los Príncipes de Asturias presidiendo un acto estrechamente vinculado a la Lengua Española. No se trata de una coincidencia ocasional. Porque a la Corona de España, en la persona de Sus Majestades los Reyes, don Juan Carlos y doña Sofía, y en la de Sus Altezas los Príncipes de Asturias, han encontrado el estudio y la difusión de nuestra lengua el apoyo más decidido y constante. Lo saben bien la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española; también lo sabe el Instituto Cervantes. Nuestros Príncipes acaban de acompañarnos en la inauguración del nuevo, precioso edificio del Centro Cervantes en Cracovia; pocas semanas después, visitaron una vez más el de Nueva York para celebrar allí un encuentro con los jóvenes líderes hispanos, y hoy se unen a la reunión anual de directores para conocer de primera mano la situación de nuestras sedes y de cuantos en ellas trabajan, así como para examinar los proyectos inmediatos del Instituto. La verdad es que no podríamos, ni Nebrija podría, soñar mejores embajadores.
» Gracias por ello, Altezas. Muchas gracias.
» Nuestro agradecimiento se extiende a la Comunidad de Castilla y León. En la controversia de Ortega con Sánchez Albornoz sobre la relación histórica entre Castilla y España -“Castilla hizo a España y la deshizo”; “Castilla hizo a España y España la deshizo”- medió Julián Marías con la sentencia de que “Castilla se hizo España”. Así fue, desde luego, en buena medida en lo que al castellano se refiere, por más que cada día veamos con mayor claridad documental que el castellano se hizo español forjado con muchas aportaciones de las otras lenguas de España y, por supuesto, de la mestiza aportación americana. Aún hoy, amplias zonas de América prefieren, para referirse a nuestra lengua, la denominación de castellano y los indígenas dicen que hablan el “Castila”. Tan fuerte ha sido el nexo.
» Esta Comunidad tiene viva esa conciencia de apertura: la Castilla auroral abierta al horizonte de que hablaba Jorge Guillén. Es la que anima instituciones como el “Instituto Castellano y Leonés de la Lengua” o la iniciativa del Comisionado para la Lengua Española. Gracias, señor Presidente, por acogernos tantas veces y hoy una vez más. Gracias también al señor Alcalde y a la Corporación municipal de esta ciudad en la que miles de extranjeros han aprendido y vivido el español. Y, en fin -en el fin, claro está, de la enumeración gratulatoria, que no en el orden del sentimiento- gracias a esta Universidad, cuya nómina de maestros y alumnos preclaros ocupa las páginas centrales de la historia literaria hispánica, y de cuyos muchos títulos hace ahora al caso destacar que fue la primera de las universidades españolas en instaurar, en 1928, la enseñanza de español a extranjeros, tal vez estimulada por el ejemplo de México, cuya Universidad, la UNAM, la implantó en 1921. Al primer curso, de dos meses de duración, asistieron aquí en Salamanca, once estudiantes –seis ingleses, dos franceses, un japonés, un estadounidense y un alemán- que pagaron 30 pesetas de matrícula y entre 5 y 8 ptas. diarias por alojamiento en un hotel.
» Venimos el equipo directivo del Instituto Cervantes y los directores de todos sus centros en el extranjero, a realizar en apretadas jornadas de trabajo, una revisión de vida. Hemos comenzado esta mañana por enmarcar, con el Secretario de Estado de Cooperación Internacional y para Iberoamérica, lo que el Cervantes significa y debe hacer en el planteamiento de la acción exterior española. Continuaremos en la sección privada con los Príncipes, examinando la percepción de lo español y del español en el mundo a partir de la visión de varios centros claves. Y a ello seguirán los informes y análisis sectoriales de las áreas académica, cultural, del Centro virtual Cervantes, de economía, etc.
» Hace pocas semanas dictaba nuestro Príncipe en Harvard, ante profesores y alumnos de aquella universidad y de universidades vecinas, una espléndida lección que llevaba por título “España, una nación americana”. Asentado en la historia, miraba sobre todo al presente y al futuro de la esencial dimensión americana de nuestra patria. Era todo un programa de acción en el que se remarcaba también un camino que el Instituto Cervantes se propone fijar como espacio de acción expansiva los Estados unidos. Estudiamos la posibilidad de abrir centros en Washington y Miami. Con la ayuda de la Academia Mexicana de la Lengua acabamos de negociar un convenio con el Gobierno de México que nos permitirá utilizar sus centros culturales de Estados Unidos en actividades propias o conjuntas y, ampliando los que tenemos en Boston y Seattle, queremos instalar nuevas “Aulas Cervantes” en algunas de las principales universidades estadounidenses con programas específicos de interés relevante.
» En toda esa acción ha de acompañarnos Hispanoamérica. Vamos a esforzarnos, Señor, en que Hispanoamérica que, V.A. tan bien conoce, sienta el Cervantes como suyo. Con nuestro Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación y con la SEGIB queremos presentar a la próxima Cumbre Iberoamericana de Cádiz el proyecto de un Programa de cursos de formación de profesores de ELE y otras actividades al servicio de la difusión del español, en las que participarían las Academias de ASELE y las principales Universidades.
» Ciento cincuenta universidades hispanoamericanas comparten ya con nosotros el Sistema Internacional de Certificación de Español como Lengua Extranjera (SICELE). Hemos de potenciarlo y completar el DELE con un diploma del tipo TOEFL pensado para América. Estamos ultimando un ambicioso programa de acción conjunta con las Academias americanas de la Lengua Española y con la Fundación Foro España-Estados Unidos para realizar una campaña de promoción de Centros Acreditados, que reciben al aval de excelencia de nuestro Instituto. Aquí están con nosotros los directores de algunos de los que tenemos ya en España.
» La presencia, junto a ellos y junto a los representantes de otros Institutos hermanos como el Goethe, el Camoens, o el Instituto Cultural Rumano de diputados y senadores de diversos partidos políticos, de profesores universitarios, de escritores y representantes de muy variadas entidades culturales, esa presencia, elige nuestra compañía, al tiempo que nos gratifica y estimula, expresa por sí sola una fe arraigada en el valor de la lengua española como patrimonio supremo de nuestra comunidad.»
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