Cartografía de los caminos. Dunhuang y el Románico en la Península Ibérica

Religión y Arte, han caminado durante mucho tiempo de la mano, constituyendo muchas veces un todo.

En torno a las montañas del norte de España, zona de guerras entre cristianos y musulmanes, se desarrolló entre los siglos IX y XI una brillantísima imaginería, de acento bizantino, en iglesias ermitas y catedrales. Su finalidad era traducir a imágenes y retablos los misterios de la fe y confortar a quien los contemplara. También del oeste al este de China, entre los siglos IV al IX, la imaginería budista llenó las cueva monacales en pos de la iluminación que venía del Tíbet, especialmente en la zona de Dunhuang. Eran épocas de guerra y desolación donde los hombres se aferraban a sus creencias identitarias, especialmente de índole religiosa.

La firmeza de las creencias de ambos, cristianos y budistas de aquella época, todavía nos impresionan hoy, pues los artífices tenían una convicción profunda en lo que realizaban. No había mercado del arte, como ahora, y solo algo de dinero de conventos y monasterios para llevar a cabo la iluminación artística de cuevas y capillas. Con nuestros ojos, hoy el elemento religioso queda diluido, pero la firmeza del trazo de retratos y escenas nos sigue todavía impresionando. El arte cuando es bueno, hace preguntas sobre la condición humana, y en aquellos tiempos, la religión las respondía.

Cartografía de los caminos. Dunhuang y el Románico en la Península Ibérica

Pekín | Instituto Cervantes; Embajada de España en la R. P. China; Instituto Confucio | 2016

Número de páginas: 84

NIPO: 503-16-031-1

Español, chino.